Los milicianos de Hizbul Islam mataron a pedradas al hombre y convocaron a los habitantes para que observaran las ejecuciones. Las cortes islámicas presididas por clérigos radicales ordenaron ejecuciones, flagelaciones y amputaciones en los últimos meses y, en algunas zonas los milicianos prohibieron las películas, los tonos musicales de teléfonos móviles, bailar en las bodas y jugar o mirar fútbol.
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